jueves, 27 de abril de 2017

9 de mayo : FIESTA DE SANTA LUISA DE MARILLAC

CAMINANDO DE LA MANO CON LUISA DE


 MARILLAC

 ORACIÓN:
 ¡Oh gloriosa Santa Luisa de Marillac!;    esposa fiel, madre modelo, formadora de catequistas, maestras y enfermeras.   Ven en nuestra ayuda y alcanza del Señor:   socorro a los Pobres,   alivio a los enfermos, protección a los desamparados,   caridad a los ricos, conversión a los pecadores, vitalidad a nuestra Iglesia y paz a nuestro pueblo. 
Cuida nuestro hogar   y cuanto hay en el.
Que sea un camino recto que nos conduzca a nuestra casa del cielo, y que tu bendición descienda todos los días, sobre cada uno de los que en el vivimos.  
Bendito seas, buen Dios,   porque sembraste el amor en Santa Luisa, para ejemplo nuestro  e imitación de Jesús, Camino, Verdad y Vida. Amen

CANTO “OH SANTA LUISA DE MARILLAC”
Coro:
Oh santa luisa de Marillac, haz que imitemos tu caridad
Fue tu carisma fue tu misión, en los más pobres servir a Dios
Madre del niño en orfandad y  del anciano en soledad.
Junto al enfermo, junto al dolor, siempre presente con fe y amor
Educadora de la niñez,  sirviendo a todos con sencillez.
Haz que sembremos fraternidad ,  sirviendo al pobre con humildad.
Y con María Madre de Dios, con San Vicente ruega por nos.


EVANGELIO DEL DIA: SAN MATEO CAPITULO 25, 31ss…

31. "Cuando el Hijo del Hombre vuelva en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará sobre su trono de gloria, 
32. y todas las naciones serán congregadas delante de Él, y separará a los hombres, unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos. 
33. Y colocará las ovejas a su derecha, y los machos cabríos a su izquierda. 
34. Entonces el rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 
35. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; 
36. estaba desnudo, y me vestisteis; estaba enfermo, y me visitasteis; estaba preso, y vinisteis a verme". 
37. Entonces los justos le responderán, diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber? 
38. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? 
39. ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" 
40. Y respondiendo el rey les dirá: "En verdad, os digo: en cuanto lo hicisteis a uno solo, el más pequeño de estos mis hermanos, a Mí lo hicisteis". 
41. Entonces dirá también a los de su izquierda: "Alejaos de Mí, malditos, al fuego eterno; preparado para el diablo y sus ángeles. 
42. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 
43. era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". 
44. Entonces responderán ellos también: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" 
45. Y Él les responderá: "En verdad, os digo: en cuanto habéis dejado de hacerlo a uno de éstos, los más pequeños, tampoco a Mí lo hicisteis". 
46. Y éstos irán al suplicio eterno, mas los justos a la eterna vida". “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento o peregrino o enfermo y en la cárcel y no te asistimos?”. Y les contestará: “en verdad os digo que cuando no lo hicisteis con uno de estos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis”.

PALABRA DE DIOS

PETICIONES:

RESPONDEMOS: POR INTERCESION DE SANTA LUISA ESCUCHANOS SEÑOR.

1.  Que este amor nos lleve a la Iglesia y a todos los cristianos a extender el Reino de Cristo, que es salvación por todo el mundo.

2. Que en las familias reine la unión, la comprensión, la ayuda mutua y la responsabilidad que ayude a todos los miembros a vivir en la fe y en el amor.

3. Que sepamos superar los cansancios y los malos ratos de cada día viviendo con generosidad constante.

4. Que no falten seguidores de Cristo que como Luisa de Marillac sepan estar al lado de los que sufren.

SE PUEDEN AGREGAR OTRAS PETICIONES ...

 DATOS BIOGRAFICOS DE SANTA LUISA DE MARILLAC
(12 de agosto 1591 † 15de Marzo 1660)


Nació en Francia el 12 de Agosto de 1591. Huérfana a los 14 años, sintió un fuerte deseo de convertirse en religiosa, pero por su delicada salud, y su débil constitución no fue admitida. Se casó con Antonio Le Grass, secretario de la reina de Francia, María de Médicis, convirtiéndose en un modelo de esposa pues con su bondad y amabilidad logró transformar a su esposo que era duro y violento, y hasta obtuvo que en su casa todos rezaran en común las oraciones de cada día. Dios le concedió un hijo a quien amó e inculcó una sólida fe católica desde pequeño.

A los 34 años falleció su esposo, y decidió entonces consagrar su vida al servicio de Dios. Esta santa mujer tuvo la dicha inmensa de tener como directores espirituales a dos santos muy famosos y extraordinariamente guías de almas: San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. Con San Francisco de Sales tuvo frecuentes conversaciones espirituales en París en 1618 (tres años antes de la muerte del santo) y con San Vicente de Paúl trabajó por treinta años, siendo su más fiel y perfecta discípula y servidora. San Vicente de Paúl había fundado grupos de mujeres que se dedicaban a ayudar a los pobres, atender a los enfermos e instruir a los ignorantes. Estos grupos de caridad existían en los numerosos sitios en donde San Vicente había predicado misiones, pero sucedía que cuando el santo se alejaba los grupos disminuían su fervor y su entusiasmo haciéndose necesario la presencia de alguien que los coordinase y animase permanentemente.

Dicha persona providencial fue Santa Luisa de Marillac, quien personalmente se ofreció para coordinar y dirigir a los grupos de caridad. La santa recorrió el país visitando las asociaciones de caridad, llevándoles gran cantidad de ropas y medicinas para entregar a los más necesitados.

En 1633, el 25 de marzo, las primeras cuatro jóvenes hacen votos de pobreza, castidad y obediencia, bajo la dirección de Santa Luisa, naciendo así la más grande comunidad femenina que existe, las Hermanas Vicentinas, Hijas de la Caridad. La santa además escribió muchos textos y libros en los cuales recopiló las enseñanzas de San Vicente de Paul y reflexiones personales, constituyendo una extraordinaria riqueza para la vida espiritual de sus religiosas y de todas las personas en general.

Falleció el 15 de Marzo de 1660, después de sufrir una dolorosa enfermedad y dejando fundada y muy extendida la más grande comunidad de religiosas. Las 33,000 religiosas vicentinas o hijas de la Caridad tienen más de 3,300 casas en el mundo. En la casa donde está sepultada su fundadora, en París, sucedieron las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a la vicentina Santa Catalina Labouré. Las religiosas fundadas por Santa Luisa se dedican exclusivamente a obras de caridad. El Papa Pío XI declaró santa a Luisa de Marillac en 1934, y el Sumo Pontífice Juan XXIII la declaró Patrona Universal de las obras Sociales.


"LA CARIDAD ES EL CENTRO QUE UNE A LA

 COMUNIDAD CON DIOS Y CON LOS DEMAS"


"DIOS ES MI DIOS Y MI TODO"


VIDEO DE SANTA LUISA:

http://all.gloria.tv/?media=59416




SANTA LUISA DE MARILLAC
Santa Luisa, nacida el año 1591, era hija de una familia noble. Huérfana de madre muy pronto, su padre le proporcionó una formación extraordinaria en todas las ramas del saber. Era también sumamente piadosa y ejemplar.
A los quince años quiso entrar en un convento de capuchinas, pero la disuadieron por su delicada salud. Muere entonces su padre, y a instancias de sus parientes se casó con el señor Le Gras. Se lee en el proceso de beatificación: "Fue un dechado de esposa cristiana. Con su bondad y dulzura logró ablandar a su marido, que era de carácter poco llevadero, dando el ejemplo de un matrimonio ideal en que todo era común, hasta la oración".
Tuvieron un hijo al que Luisa le tenía un amor sin límites. Esta experiencia maternal le serviría mucho para la futura fundación. Quedó viuda a los treinta y cuatro años. El señor Le Gras murió santamente en sus brazos. Desde entonces decidió entregarse totalmente a Dios y a las buenas obras.
Francia estaba enredada en guerras de religión en el siglo XVI. Pero en el XVII surge con fuerza una pléyade de santos, que realizan una gran tarea: Francisco de Sales, Juana Francisca, Vicente de Paúl, Luisa de Marillac.
Luisa se dirigía con Francisco de Sales, que la encaminó a Vicente de Paúl. Vicente había empezado ya sus ingentes obras de misericordia, como las Caridades, asociaciones al servicio de los pobres.

Luisa pondrá en ellas el toque maternal y femenino, todo su corazón. Recorría los pueblos, reanimaba las cofradías, visitaba a los enfermos y todo quedaba renovado.
Hacían falta más brazos para atender a tantas necesidades. La miseria imperaba en ciertas regiones, donde, según informe al Parlamento "los aldeanos se ven obligados a pacer la hierba a manera de las bestias".
Vicente y Luisa no descansan. Amplían su radio de acción. Otras muchas jóvenes se unen a Luisa para atender a tantos necesitados. Después de un tiempo de noviciado, Luisa y sus compañeras pronuncian sus votos, en la fiesta de la Anunciación de 1634, fecha en que luego renovarán sus votos en todo el mundo las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
A partir de entonces la bola de nieve se convierte en alud arrollador. Se multiplican las obras en favor de "sus señores los pobres", como gustan llamarlos. Visita a hospitales. Acogida de niños expósitos. Atención a las regiones en guerra. Se extienden a Flandes y Polonia, y luego a todo el mundo. Asilos para pobres. Establecimientos para locos y enfermos mentales. No hay dolencia sin remedio para Luisa y sus compañeras.
A principios de 1655 quedaba canónicamente erigida la Congregación de las Hijas de la Caridad. San Vicente les leyó las Reglas y les dijo: "De hoy en adelante, llevaréis el nombre de Hijas de la Caridad. Conservad este título, que es el más hermoso que podéis tener". Contrariamente a lo que ha ocurrido a otras comunidades, también nacidas para atender a los pobres, las Hijas de la Caridad han permanecido fieles a su carisma.
La actividad desarrollada por Santa Luisa era sobrehumana, a pesar de su débil constitución. Cayó agotada en el surco del trabajo el 15 de marzo de 1660. Vicente, también enfermo, no pudo acompañarla a la hora de la muerte. Le envió este recado: "Usted va delante, pronto la volveré a ver en el cielo". Vicente, cargado de buenas obras, no tardaría en acompañarla.
Los venerables restos de Santa Luisa de Marillac reposan en París, en la casa madre de la Congregación, en la misma capilla de las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré. 

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